Mi deber era matar, pero luego ella me cambió…

Capitulo 15


Segundos después de que las ventanas de la habitación donde estábamos fueran rotas y varios individuos vestidos de negro ingresaran mediante ellas, yo m encontraba espada en mano interponiéndome entre los intrusos y mi amada.
Como demonios se lanzaron contra mí los asesinos, como demonio les respondí. Sin mucho espacio para maniobrar esquivé la katana del primero que me atacó, se la quité de las manos, y con mi espada y la de él le atravesé el pecho.
-¡Metete debajo de la cama!-le grité a Victorie.
Ella no respondió, estaba paralizada ante la escena que acontecía delante de sus ojos: sangre, acero, miembros cercenados y violencia al por mayor, la antítesis de todo lo que Victorie era.
Me maldije por haberla inmiscuido en esto, sin embargo tenía que salvarla.
-¡Victorie!- seguía sin reaccionar, no podía seguir perdiendo más tiempo, tenía que ayudar a Fedro. Con todo el dolor de mi corazón abofetee a Victorie en la mejilla, no fue un golpe fuerte, pero suficiente para hacerla reaccionar.
-Debajo de la cama, ¡YA!- le grité
-¡Cuidado!- gritó aterrorizada ella.
Apenas me moví a tiempo, en menos de un segundo aparté de un manotazo a Victorie del filo helado de una katana enemiga, giré sobre mi eje quedando justo atrás del atacante y le rompí el cuello.
Mi amada, llena de lágrimas y sudor me obedeció y se metió debajo de la cama, tomé una pistola del tipo que acaba de matar y se la di.
-Si tienes que usarla, úsala-le dije
Ella solo la tomó, temblorosa y asustada, el frio metal del arma se sentía tan ajeno a su mano cálida y gentil.
Alcancé a Fedro que estaba afuera en el balcón defendiéndose de varios enemigos a la vez, blandía dos katanas en mano de manera magistral. Siguiendo su ejemplo tomé otra espada del suelo y me lancé al ataqué. Entre los dos hicimos un gran trabajo defendiéndonos de los asesinos, él defendía y yo atacaba, yo atacaba y yo defendía, como en los viejos tiempos.
Logramos matar o herir a todos los atacantes después de un tiempo.
-Debemos irnos antes de que…-me decía Fedro justo cuando una lluvia de balas cayó donde estábamos. Apenas nos movimos a tiempo, nos refugiamos en las paredes, donde los proyectiles no nos alcanzaban.
-Creo que se cansaron de pelear con katanas-le dije a Fedro
-No me sorprende-me dijo mientras me arrojaba una pistola que estaba en un cadáver- les hubiéramos matado rápidamente-una sonrisa pícara se dejó ver por un instante en su rostro.
La lluvia de balas cesó por un instante que los atacantes utilizaron para recargar, esa pausa fue como una señal para Fedro y para mí, salimos al mismo tiempo de nuestro escondite y nos lanzamos al ataque, disparamos hasta que ya no hubo atacantes en pie.
Nos acercamos para rematar a los que aún estuvieran con vida, mientras nos caminábamos hacía los cuerpos aparentemente inertes, uno de ellos se levantó de pronto y nos disparó, la bala le dio a Fedro tirándolo al suelo, le disparé justo entre los ojos al bastardo.
-Fedro, ¿estás bien?-
-Estoy bien…arrgh… fue en el hombro-me dijo mientras se ponía de pie. Su otrora camisa blanca ahora estaba sucia de polvo y sangre.
Nos refugiamos de nuevo junto a la pared, a sabiendas que muy pronto otra lluvia de balas llegaría. No tardó mucho en que las ráfagas aparecieran, solo que esta vez también llegó algo a donde estábamos, algo verde y explosivo…
-¡GRANADA!-grité al mismo tiempo que tanto mi compañero como yo saltábamos lo más lejos posible del letal artefacto.
La pared que nos servía como refugio se convirtió en escombros, el humo y el polvo resultantes nos hizo difícil respirar, sin embargo ambos estábamos bien aparentemente. De pronto otra granada cayó justo en medio de nosotros. Vimos el artefacto, nos vimos el uno al otro, le volvimos a ver y Fedro la tomó en sus manos y la aventó hacía nuestros atacantes. El grito ahogado que oímos después dejó claro lo que les pasó.
-Escucha Montague, esto no tiene caso, eventualmente nos van a atacar más tipos de los que podemos manejar-me dijo Fedro
-Lo sé, pero…-
-Crearé una distracción para que ustedes escapen-
-Fedro…-
-A las afueras de la ciudad, cerca de porte de Charentone hay una avioneta, estas son las llaves-
-No será la avioneta en que…-le dije atónito
-Si, en ella escapamos de Ucrania, decidí quedármela y ocultarla aquí, la avioneta esta en un cobertizo, casi no se distingue, tendrás que ser muy cuidadoso-
-Siempre me pregunté qué pasó con esa avioneta… Fedro…sabes que no hay manera de que salgas vivo solo de aquí-
-Lo sé, no importa. Toma a tu mujer y lárgate de aquí-me dijo dándome la espalda.
Me paré y me dirigí hacía la habitación donde estaba Victorie.
-Fedro…gracias…-dije sin mirar atrás.
******
Victorie estaba asustada pero bien, creo que ya se le había acabado las lagrimas porque ya no lloraba.
-Vámonos Victorie, lo lograremos…-
-Montague…yo…me salvaste la vida varias veces hoy…yo debí agradecerte pero…-
-Ya no digas nada-le contesté-entiendo tu reacción, pero tenemos que irnos ya-
-Montague…eres un asesino…pero aún así te amo…-y dicho esto me besó, note como lloraba mientras me besaba, un choque demasiado duro para ella, amar a un asesino.
Salimos por la puerta trasera, nos montamos en la motocicleta que horas atrás había robado y nos largamos de ahí.
-Montague…¿Qué pasó con el otro hombre que estaba contigo?-
-Él… él es el hombre mas valiente que conozco-fue todo lo que le contesté mientras aceleraba en la moto.
******
Montague…me preguntaste que porque te ayudaba… es simple… lo que te está pasando a ti, me sucedió a mí años atrás.
A duras penas lograba evitar las balas, yo respondía como podía pero cada vez estaba más débil por la pérdida de sangre.
Su nombre era Isabel, le conocí en Madrid una tarde cualquiera mientras efectuaba un asesinato.
Las balas cesaron, me rodearon varios hombres por todos los flancos, al perecer íbamos a resolver esto katana contra katana.
Fue amor a primera vista, al menos para mí lo fue. Ella era como un ángel para mí, su mera presencia hacía que la noche más oscura pareciera el día más brillante.
Me atacaron todos a la vez, esquivé al primero y lo lancé contra otro asesino, eso me dio suficiente tiempo como para esquivar a otro y contraatacar. Maté a dos antes de que se levantara el primero que me había atacado.
Ella me correspondió, me dio todo su amor, y yo le di todo el mío, con ella no había secretos, incluso le revelé mi verdadera profesión.
Parecía que iba a ganar esta pelea hasta que una katana se incrustó en mi hombro ya herido por la bala. El dolor que sentí fue casi insoportable, pero el asombro lo compensó cuando vi que mi atacante era nada más y nada menos que Nikola.
Sabía perfectamente de los riesgos que implicaba tener una pareja, no me importó, yo la amaba, no quería estar lejos de ella.
Nikola me atacó con la katana, yo me defendí solo esquivando y atacando con mis manos y pies (había perdido la espada cuando me hirió), no lograba quitarle el arma de las manos, pero logré propinarle varios golpes y patadas que le hicieron retroceder, aún con el dolor y la pérdida de sangre parecía que iba a ganar.
Pasaba todas las noches que podía con ella, mentía a la organización con tal de estar más tiempo con ella, cuando estábamos juntos, todo era perfecto.
De nuevo la katana se incrustó en mi hombro, no pude evitar dar un grito ahogado, el dolor era demasiado, pero no iba a parar. De un movimiento atrapé con las palmas de las manos la espada y la rompí, la cara de Nikola lo dijo todo.
Una noche, estábamos dormidos en su apartamento, cobijándonos el uno al otro con nuestro calor, cuando un estruendo nos despertó.
De una serie de golpes doblegué a Nikola, lo puse de rodillas y le giré en su eje, dándome la espalda le tomé del cuello, entonces sentí frío, mucho, mucho frío.
Era un ataque contra mí, bombas incendiarias, maté a todos los intrusos que pude, pero una bomba se impacto justo donde Isabel estaba, no pude hacer nada…murió en el acto.
La hoja afilada de una katana atravesaba mi pecho, otro de los asesinos me había atacado justo en el momento en que iba a matar a Nikola…mi torso se lleno de sangre…y por la comisura de mis labios un hilillo del liquido vital comenzó a fluir.
Cada noche, cuando digo que voy a los clubes nocturnos en realidad voy a la Iglesia, a rezar por Isabel…pedirle que me perdone…pues ella falleció por mi egoísmo…por mi deseo de estar con ella, por eso murió.
Caminé hacía atrás, caí por el borde del balcón. Un sonido hueco hizo mi cuerpo al chocar contra el pavimento, lentamente cerré los ojos. Ya no había nada, solo Isabel y yo.
Y es por eso Montague que te ayudo, es por eso.

5 comentarios

  1. Pues aquí está el nuevo capitulo, tarde pero sin sueño 😀

    Espero que les guste y que no les resulte confusa la última parte, pues marca la primera vez que la historia es narrada desde el punto de vista de otro personaje además de Montague.

    Comentarios serán muy apreciados 😀

    Feliz navidad a todos

    diciembre 23, 2010 en 9:15 pm

  2. Cezilezka

    estoy sorprendida ahora siento q debo leer tooodo, muy bien, tiene errores de ortografia pero se peerdona porque todo esta muy bien, woooow felicidades:D buen capitulo

    diciembre 28, 2010 en 10:18 pm

  3. link

    Si, llegue, hubiese llegaod antes si no fuera por mi prima ¬¬.

    Como sea, genial ,me gusto .Seguis escribiendo o nos pondremos violentos.

    Saludos

    enero 1, 2011 en 11:44 pm

    • Me alegra mucho que te haya gustado, ¿Qué opinas de la historia hasta ahora?

      enero 1, 2011 en 11:45 pm

      • link

        Esta buena y me re enganche. Aunque estoy en un momento en que estoy leyendo un solo libro y me pone nerviosos jajaja.

        Saludos y mejor me voy a dormir jaja

        enero 1, 2011 en 11:55 pm

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